miércoles, 6 de junio de 2012

QUIERO REGALARTE




Hoy y siempre quiero regalarte...
Amistad
para que cuando tu alma añore un Amigo, sin pensarlo busques, y ese alguien corra a tu lado.
Sonrisas
para que cuando tus lágrimas escurran tras la cascada de tu mejilla en un día gris, sean las risas las que iluminen tus tristezas.
Grandes sueños,
para que cuando en tu mente exista un vacío, sean aquellos bosques cubiertos de invierno, los que atrapen la atención de tu pensamiento.
La fuerza de unas manos,
para que cuando tus tobillos se cansen, los hombros de alguien te sirvan de fuerza al andar.
Un ramo de abrazos,
para que cuando los tropiezos te dificulten el andar, sean los ánimos una esperanza que te ayuden a continuar.

Una estrella joven,
para que cada vez que el sol descanse, sea esa fiel luz, la que te acompañe.
Un pedacito de humildad,
para que cuando los éxitos engrandezcan tu persona, sea la sabiduría, el aire mágico que te hagan valorar, lo que otros desprecian al llegar a una nueva orilla.
Mi cariño sincero,
para que cuando sientas que nadie te acompaña, recuerdes que en paisajes verdes o valles áridos, mi pensamiento siempre te lleva de la mano.
Un abrazo inmenso,
para que cuando necesites sentir tus fuerzas sean estos, el puerto de tus emociones.
Un par de lágrimas,
para que se alberguen entre tu alma y corazón, así, si algún segundo la soberbia daña tu andar, sea una muestra de sensibilidad ajena, la que te ayude a no cometer injusticias.
Hoy quiero desearte,
que compartas tus alegrías con los seres que amas, para que cuando creas que caminas en la soledad, mil angelitos resguarden tu mirada.
Hoy quiero obsequiarte,
lo más bello que puedas recibir; mientras transformas estas líneas en un espejo, donde la ternura que aquí encuentres, donde la belleza que aquí nazca, te de la certeza de que no estás solo/a.

LAS GRIETAS.





LAS GRIETAS
Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban de los extremos de un palo que él llevaba encima de los hombros.
Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua, al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón. Cuando llegaba, la vasija rota sólo contenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto sucedió diariamente. Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines a los cuales fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable, porque sólo podía hacer la mitad de lo que se suponía era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole:
"Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la Mitad del valor que deberías recibir".
El aguador, apesadumbrado, le dijo: "Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino".
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto, vio muchísimas flores a todo lo largo.  Pero de todos modos se sintió apenada porque, al final, sólo quedaba dentro de sí, la mitad del agua que debía llevar.
El aguador le dijo entonces: "¿Te diste cuenta que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado.
Por dos años yo he podido recoger éstas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear ésta belleza.
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.

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