domingo, 24 de agosto de 2008

La Virgen de la Caridad del cobre


La Virgen de la Caridad del cobre

La tradición cuenta que en los primeros años del siglo XVII, dos indígenas y un niño negro esclavo de aproximadamente diez años, salieron en busca de sal desde Barajagua a la bahía de Nipe.
Los dos indígenas se llamaban Juan de Hoyos y Rodrigo de Hoyos y el niño, Juan Moreno, se los recuerda como "los tres Juanes"
Estas tres personas que trataban de encontrar sal, sólo pudieron llegar hasta la mitad de la Bahía de Nipe, a Cayo Francés, donde acamparon para refugiarse de una tormenta que se avecinaba. Pasado el temporal, reanudaron su viaje rumbo a las salinas de la costa. Pero de repente vieron venir un objeto blanco que flotaba sobre las olas y se les acercaba lentamente. Al principio creyeron que era un ave marina o ramas secas, pero aproximándose, vieron que se trataba de una imagen de la Virgen María con el niño. La tabla en donde estaba la pequeña estatua tenía una inscripción que decía: "Yo soy la Virgen de la Caridad", y según se cuenta, a pesar de la tormenta y del movimiento de las olas, ni la imagen de la Virgen, ni su ropa estaban mojadas. En el año 1687, el último testigo presencial, Juan Moreno de 85 años de edad, daba testimonio de dicho acontecimiento así: "...Estando una mañana la mar en calma salieron de dicho cayo francés para la dicha salida antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo Hoyos y este declarante. Embarcados en una canoa y apartados de dicho cayo francés vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podría ser, y acercándose más les pareció un pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios, parece una niña, y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Santísima Virgen con un niño Jesús en los brazos sobre una tablilla pequeña, y en dicha tablilla unas letras grandes, las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos, y decían: 'Yo soy la Virgen de la Caridad', siendo sus vestiduras de ropaje se admiraron que no estaban mojadas, y en esto, llenos de gozo y alegría, cogieron sólo tres tercios de sal, se vinieron para el Hato de Barajagua". Después los tres volvieron a Barajagua y la estatua de la Virgen fue instalada en una ermita del lugar, pero la imagen desapareció una noche y reapareció en la mañana, el hecho se repitió dos o tres veces más, hasta que los pobladores pensaron que la Virgen quería cambiar de lugar y fue colocada en el altar mayor de la iglesia parroquial, en donde estuvo unos tres años, pero también de allí desaparecía en algunas ocasiones. Cierto día una niña, llamada Apolonia, subió hasta el cerro de las minas de cobre donde trabajaba su madre y vio la imagen de la Virgen de la Caridad en la cima. Los pobladores pensaron entonces que ella quería estar allí y tiempo después llevaron la estatua de la Santísima Virgen hasta su nuevo altar en ese lugar. A petición de los veteranos de la guerra de Independencia fue declarada patrona de Cuba por Su Santidad Benedicto XV en 1916 y se fijó su festividad para el 8 de Septiembre. Durante más de tres siglos la imagen de la Virgen ha permanecido en su Santuario del Cobre, con los años se comenzó a construir un templo de mayor tamaño, que fue inaugurado solemnemente el día 8 de Septiembre de 1927. En 1977, el Papa Pablo VI lo elevó a la categoría de Basílica.

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